La cuarta manifestación callejera en la ciudad de São Paulo paraprotestar contra el aumento de los precios del transporte público tuvo la noche del jueves escenas de guerra, con un balance de 137 detenidos y más de 50 heridos, entre ellos seis periodistas del diario Folha de São Paulo.
En Río, con menor despliegue policial, los miles de manifestantes pudieron llegar hasta el centro de la ciudad, escenario de las grandes protestas democráticas del pasado. Aunque la movilización empezó de manera pacífica, acabó también con una batalla campal entre policía y manifestantes que dejó tres heridos. Porto Alegre acogió otra protesta en la que también se produjeron enfrentamientos.
En São Paulo, las fuerzas del orden, después de los actos de violencia del martes pasado, habían recibido órdenes para impedir a toda costa que los 5.000 manifestantes llegaran a la Avenida Paulista, la gran arteria de la capital. Ya antes de que la manifestación se pusiera en marcha fueron detenidas 40 personas, entre ellas algunos periodistas y fotógrafos. En total fueron arrestadas y llevadas a las comisarías 68 personas.
Policía militar, fuerzas de choque, helicópteros, policías a caballo, motorizados y con perros policiales fueron desplazados para detener la marcha, con la que acabaron enfrentándose. La tropa de choque lanzó gases lacrimógenos y disparos de balas de goma contra los participantes en la protesta, algunos de los cuales, arrodillados, levantaban en vano los brazos en alto. Los grupos violentos infiltrados, por su parte, llegaron a lanzar bombas molotov.
Lidio Costa, responsable de la policía de tráfico de la Policía Federal confesó ya al inicio de la manifestación que la situación se estaba "saliendo de control” y añadió: “No nos responsabilizamos por lo que pueda ocurrir”. Sin embargo, el alcalde de São Paulo, Fernando Haddad, reconoció que la violencia de esta noche había sido "policial". "El martes pasado la imagen que quedó fue la de la violencia de los manifestantes. Hoy, infelizmente, no quedan dudas: la imagen que ha quedado es la de la violencia policial", afirmó.
Los reporteros presentes de los medios de comunicación tuvieron que huir en varias ocasiones de la policía y dijeron que el número de policías civiles y militares era “gigantesco” y que la situación era de “total confusión”. Quienes viajaban en coche acabaron corriendo para refugiarse en una estación de policía.
Grupos de jóvenes del Partido de los Trabajadores, el partido del gobierno, que decidieron participar en la manifestación, fueron abucheados con gritos de “PT no”.
Lo que algunos no entendieron fue la obstinación de las fuerzas del orden de impedir a los manifestantes entrar en la Avenida Paulista, célebre por albergar las famosas y multitudinarias marchas de los homosexuales y de los evangélicos que paralizan cada año dicha avenida principal. Alegando motivos de seguridad, la Paulista fue cortada al tráfico en una ciudad que llegó a contar 200 kilómetros de embotellamiento. No obstante, tras horas de enfrentamientos, los manifestantes consiguieron llegar. Mientras tanto, en Río las fuerzas del orden permitieron a la protesta recorrer las calles principales y llegar al centro, lo que evitó mayores enfrentamientos con la policía.
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